Los restos celtibéricos y romanos aparecidos en el subsuelo demuestran un antiguo asentamiento. Quedan vestigios de tapial de una fortaleza.
Curioso pueblo a orillas del Valderaduey, que se sitúa bajo un pequeño cerro dividido en dos barrios, uno antiguo, el original, y otro nuevo, a base de casas de planta baja de más reciente construcción.
Sobre este pequeño cerro se han encontrado restos celtibéricos y romanos que hacen presagiar la antigüedad del pueblo. Además hoy todavía existen algunos restos de tapiales de una vieja fortaleza desde la que se pueden obtener bonitas panorámicas.
A media ladera, en la calle que sube desde la Plaza Mayor, se encuentra la Iglesia de Santa María, una construcción del siglo XVIII realizada en ladrillo, adobe y mampostería en estilo barroco. Posee bóveda de arista en las tres naves, con cúpula sobre el crucero y bóveda de cañón con lunetos en la capilla mayor.
Durante la festividad del Corpus Christi, se celebra la fiesta de la Octava, siendo las verbenas y un vino español, sus principales acontecimientos.
Si se acerca la hora de comer, no lo duden, en el mesón, justo en el cerro debajo de la fortaleza, podremos degustar uno de sus exquisitos pollos de corral y unos buenos pichones.